Francisco Borges Salas nace el 11 de Enero de 1901 en El Toscal, conocido barrio de Santa Cruz de Tenerife.
En 1909 ingresa en la Escuela de Artes y Oficios, donde aprendió bajo la dirección de don Pedro Tarquis y don Teodomiro Robaina. Con sólo 11 años ya expone sus primeros trabajos en un local cercano a la Plaza del Príncipe.
En la década de los veinte, viaja a Madrid para conocer primero a su admirado Mateo Inurria y en un segundo viaje a Victorio Macho, quien lo anima a acudir a la Bienal de Venecia de 1935, consejo que Borges Salas siguió.
En julio de 1927 se casa con Cristina Estévanez López, hija de don Patricio Estévanez Murphy, y casualidades de la vida, en esa misma ceremonia se casaron también Miguel Borges Salas, hermano del artista, y Nivaria, hermana de Cristina. Dos hermanos y dos hermanas que permanecerían unidos de aquí en adelante, aunque la relación de ambos hermanos transcurrió siempre al unísono, y tras la boda continuó igual.
De 1928 a 1930 se instala en París, donde continúa su aprendizaje, esta vez en el taller de Bourdelle.
Cuando regresa a Tenerife, le dan una plaza como profesor auxiliar de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz, donde enseña hasta 1937. Es entonces acusado de masonería, hecho que le hace perder su puesto en la Escuela.
Esta expulsión le lleva a tomar la decisión de emigrar, junto a su mujer y sus tres hijos, Patricio, Francisco e Isabel, además de su hermano Miguel y familia. La primera idea fue ir a Cuba, pero por acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, pues ya estamos en Noviembre de 1941, terminan en Venezuela. Se instalan en Caracas y allí viven hasta 1962.
Estos años constituyen la madurez artística de Borges, pero muy a nuestro pesar de estos prolíficos años poco se conoce. Trabajó para el Ministerio de Sanidad como dibujante y pintor, pero lo pudo compaginar con su propia creación.
Desde que regresa a Tenerife y hasta su muerte, recibe varios reconocimientos. En 1972 es nombrado Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, en 1993 se le concede la Medalla de Oro de Canarias y el Título de Hijo Predilecto de la Ciudad, que se le entrega con carácter póstumo, pues fallece el 17 de Enero de 1994.
Francisco Borges Salas vivió siempre encerrado en sí mismo y en su creación, ajeno a formar parte de grupos artísticos o políticos, siempre se consideró un solitario. Era feliz en el retiro de su taller. Pero si ésta era la idea que se tenía de él, al volver de Venezuela, tras veintiún años fuera de su tierra, la situación no mejoró.
Además en 1975 muere su adorada esposa Cristina y esto lo sume en una triste soledad, que lo acompañará hasta su muerte.
Él se consideraba un escultor, a pesar de haber trabajado el grabado, la pintura y ser un magnífico dibujante.
Artista polifacético y prolífico, y que según recoge Eliseo Izquierdo: Nunca tuvo maestro; no le gustaba hablar de vocación, sino de inclinación; era el hombre de los bocetos; y era siempre muy exigente consigo mismo. Fue a París, porque era la moda. Pero uno siempre vuelve y él volvió. Con el advenimiento del juico final, emigró, pero aún así volvió. No se adaptó a la luz del trópico, la de Tenerife era la mejor del mundo.
Borges Salas poseía imaginación creadora, fe absoluta en el arte en un ambiente marcado por la mediocridad, un empedernido romanticismo que lo alejaba de los bajos fondos del mercadeo artístico, y una obra creciendo con pasión y con el empeño de romper indiferencias y abrir nuevos caminos, escribió Eduardo Westerdahl en 1927.